Peña MEDIODÍA,
fortaleza MUSULMANA
Donde la gran llanura del somontano oscense se ve interrumpida por relieves escarpados, terrazas erosionadas y formas caprichosas que confieren al paisaje una personalidad propia, se encuentra Piracés, municipio situado al sur de la Hoya de Huesca que, desde su posición privilegiada, controla un inmenso territorio limitado por la Sierra de Alcubierre, frontera del distrito musulmán de Huesca en tiempos de la reconquista. En Piracés se alza la Peña Mediodía, una imponente roca que todavía hoy muestra al visitante las huellas de su pasado militar como fortaleza árabe.
Corría el año 714 cuando los ejércitos musulmanes se adentran en el valle del Ebro y se hacen con el control de las tierras situadas al pie de las Sierras Exteriores; la necesidad de proteger estos territorios llevará a los nuevos pobladores a construir numerosas fortalezas
Plano de los husun del distrito musulman de Huesca y torres vigía que integrarán un importante cordón defensivo dentro de la Marca Superior. Formando parte de esta línea fronteriza encontramos el núcleo fortificado de Bitra Sily (Piracés) junto a otras posiciones como Alcalá de Gurrea, Almudévar, Tormos, Mondoz y Bolea.

A pesar de que son muy escasas las construcciones militares musulmanas conservadas en la comarca de la Hoya, la Peña Mediodía de Piracés, con sus 80 metros de longitud y 25 metros de altura, constituye un buen ejemplo de cómo se aprovechaban rocas de gran interés estratégico para asentar sobre ellas edificios destinados a la protección de poblaciones y vías de comunicación. Desde esta atalaya se controlaban la antigua calzada romana Ilerda (Lérida) – Osca (Huesca) y todos los caminos que conducían a estas posiciones, tratando de impedir el avance cristiano hasta ellas. Así pues, el inmenso paredón de la Peña Mediodía sirvió de plataforma, desde el siglo X, a una destacada fortaleza musulmana dentro del sistema defensivo de la ciudad de Huesca, capital del distrito.
Estos castillos normalmente estaban compuestos por varios puntos estratégicos, aumentando así las posibilidades de control y defensa. En el caso de Piracés se distinguen tres espacios fortificados: la Torreta de Tartafaya, situada en un cerro donde aparecen restos de una atalaya y una cisterna, el casco urbano de Piracés, del que apenas se conservan vestigios y la Peña Mediodía, con numerosas huellas que recuerdan la existencia de esa antigua fortaleza, en gran parte construida en madera, adosada a la roca. Sin duda merece la pena detenerse a observar estas huellas.
Relieve
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Comenzamos nuestro recorrido en las paredes laterales de la Peña; allí encontramos líneas de mechinales que servirían para acoger las vigas de madera que sostenían las construcciones ligadas al muro, otra serie de agujeros en diagonal podría indicar la existencia de una escalera interior, se aprecian también restos de una importante chimenea y un conjunto de escalones tallados en la misma roca nos permite alcanzar, mediante el típico acceso en recodo, la plataforma superior.
La parte alta de este inmenso bloque de arenisca pudo haber sido modificada desde antiguo. Allí se diferencian siete u ocho habitáculos excavados en la roca que probablemente, a juzgar por las marcas de posibles soportes, estuvieron cubiertos con techumbres de madera. Las estancias se encontrarían comunicadas entre sí mediante escaleras labradas en las zonas de menor desnivel o de madera en aquellos lugares donde había que salvar distancias mayores. De estas últimas todavía pueden observarse los huecos donde apoyaban. Completando el interior del recinto se identifica un antiguo aljibe, atribuido por algunos historiadores a manos cristianas por la presencia de un revoco rojizo que lo pone en relación con los aljibes de Loarre, Novales y Sabayés entre otros. Era imprescindible habilitar en los castillos este tipo de cisternas para garantizar agua de boca a los refugiados en momentos de asedio.
Finalmente, todo el espacio central situado en lo alto de la Peña Mediodía pudo estar rodeado por una cerca de madera o empalizada que vendría a reforzar el sistema de fortificación junto a una o dos torres.
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La fortaleza de Piracés es una buena muestra de castillo adaptado a las condiciones del terreno sobre el que se asienta y evidencia, en la impronta dejada por la arquitectura en sus muros, cómo la madera fue un material cuantioso y destacado en las fortificaciones musulmanas de la Marca Superior.
Miles de fragmentos de cerámica atestiguan que esta fortaleza fue importante en época musulmana: restos de «ollas» de panza globular, «jarras»
jarras y jarritas con largos cuellos rectos, y «jarritas», con decoraciones de trazos geométricos pardos conseguidos con manganeso. Una cuarta parte de los fragmentos proceden de «ataifores»,
Ataifor= plato hondo escudillas o platos con el fondo decorado, y, más raramente, piezas abiertas con adornos polícromos conseguidos con verde manganeso, que imitaban las producidas (si no habían sido fabricadas en) los talleres califales de Córdoba.
Es necesario precisar que no todo lo relativo a Piracés se remonta a la época medieval, ya que en la región son abundantes los vestigios de asentamientos que nos remiten al Eneolítico, lo que implicaría una fundación muy anterior a la ocupación musulmana. Concretamente, en las inmediaciones de la Peña Mediodía han aparecido algunos restos cerámicos y diversos fragmentos y utensilios de sílex, siendo precisamente en esta presencia de piedras de sílex donde tiene su origen el topónimo latino: Petra Sílice. El nombre dado a Piracés en árabe sería una trascripción del latín. En la documentación es posible rastrear la evolución de este topónimo hasta el nombre actual a través de denominaciones como Petra Selce, Petraselez, Pieraselz y Pirazes.
En cuanto a las alusiones referentes a Piracés, hay que decir que en las fuentes árabes son relativamente abundantes, a diferencia de lo que ocurre con la gran mayoría de las poblaciones musulmanas de la Marca Superior. Así, la crónica del Moro Rasis explica que Piracés fue uno de los 8 castillos dependientes del término de Huesca. El historiador Al-Udri precisa todavía más, y en su descripción del castillo de Bitra Sily apunta que este recinto fortificado contaba con una importante población y con una gran mezquita aljama, lo que le confiere cierta originalidad frente a otros castros de la región.
Más información nos llega a través de una obra literaria del siglo XI, donde uno de los poemas que la integran cuenta cómo después de acceder Mundir al poder en Zaragoza, uno de sus parientes se alía con el rey de Pamplona y se rebela en un lugar que se identifica con Buil, en Sobrarbe. Para prender al conspirador, Mundir envía un ejército comandado por uno de sus más fieles generales, el bereber Abu Mas’ud, quien inflingirá una severa derrota al rebelde que se refugiará en Piracés con sus partidarios, lo que nos indica la relevancia de este emplazamiento en aquel tiempo. Este relato, a pesar de ser muy literario y formar parte de un panegírico de la dinastía árabe reinante, resulta muy interesante para la datación de la fortaleza, ya que aparece citada en el año 1017.
Las fuentes documentales cristianas también hablan de la importancia de la población de Piracés y de su fortaleza, importancia corroborada por el hecho de que tras la conquista de Huesca en el año 1096, Piracés resistirá todavía durante siete años la presión de los ejércitos cristianos hasta caer en su poder. Será en 1103 cuando el rey Pedro I tomará esta plaza y también cuando aparecerá documentado el primer tenente, el señor Orti Ortiz. Ya anteriormente, Pedro I y su padre Sancho Ramírez habían cedido al castillo-abadía de Montearagón, en el año 1093, las mezquitas de 12 villas, incluida la de Piracés, a pesar de permanecer todavía este territorio en manos musulmanas.
La población de Piracés aparece citada en diferentes documentos con sus respectivos tenentes Ortí Ortiz (1103-16), Ato Garcés (1114-15 y 1118-34), Fortún Dat (1134-61) y Jimeno Artusella (1170), lo que confirma una vez más la trascendencia de este enclave.
Hoy Piracés, desde lo alto de su Peña Mediodía, iluminada por los rayos del sol justamente en ese momento del día que le da nombre, continúa custodiando la comarca y cautivando al viajero; mientras tanto, la fortaleza permanece atenta al devenir de la historia, sin olvidar un pasado que resiste el azote del cierzo tatuado en sus muros. Peña Mediodía, fortaleza musulmana.
Fuentes:
La Hoya actualidad - Loreto Gabarre Yáñez.
Dibujo de J.J. Borque.
COLECCIÓN TERRITORIO, Comarca de la Hoya de Huesca - Adolfo Castán Sarasa (Coordinador)
Esco Carlos, Sénac Philippe. Un Hisn de la marche supérieure d'Al-Andalus: Piracés (Huesca). In: Mélanges de la
Casa de Velázquez. Tome 23, 1987. pp. 125-150.